Emoción. Que aún dura a casi dos
semanas desde que visité Jánovas, allá en el Pirineo. Podría decir
que por ser maestro me tocó más de cerca que al resto de la
veintena de personas que nos juntamos ese domingo pero sinceramente,
no creo que fuera así. Las caras de incredulidad de los padres,
madres e incluso en los niños y niñas de las familias que me
acompañaban se tornaban en gestos de desprecio al conocer de boca de
nuestro guía los acontecimientos (impresionantes historias de
incendios y sabotajes de infraestructuras provocados por aquellos a
los que interesaba el desalojo las que nos iba contando) que han
tenido lugar en este pueblo deshabitado de la ribera del Ara desde la
década de los cincuenta cuando se determinó la construcción de un
embalse que lo anegaría y que obligaba al abandono de hogares,
campos y pequeños negocios de sus habitantes. A día de hoy, no hay
embalse, no hay habitantes y casi no queda piedra sobre piedra del
que fuera el más próspero de los pueblos del valle. Los detalles de
esta nefasta cronología pueden conocerse a través de otros foros y
publicaciones y no me detendré más que en uno: ¿qué pasó con la
escuela?
Por lo que nos contó el guía, del
cual no tengo por qué dudar pues no le iba en ganancia ser inexacto,
la desaparición de la escuela fue la puntilla para acabar con la ya
escasa, pero brava, resistencia de algunos vecinos que se negaban a
desalojar el que había sido el hogar de sus familias durante
generaciones. Que unos esbirros irrumpan en una pequeña escuela
rural de un pueblo de montaña, saquen de los pelos a la maestra
delante de sus alumnos y alumnas y destrocen el lugar, es un mensaje
claro de por dónde van los tiros. Ante esta narración escuchaba
comentarios entre los excursionistas sobre la importancia de las
escuelas rurales y de cómo vertebran el territorio y generan riqueza
y cómo los famosos recortes en educación que sufrimos actualmente
se asemejan sospechosamente a aquellas prácticas desalmadas.
Días después, dando un paseo por las
calles de Gistaín me topé con el aulario del CRA Cinca-Cinqueta y
me invadió casi el mismo desasosiego que en Jánovas. Me preguntaba
cuánto tiempo permanecería abierto y cuánto bien hace al pequeño
pueblo para ayudar a mantener la población durante todo el año;
también rememoré mis años como maestro rural y cómo a pesar de la
escasez de recursos, itinerarancias y horarios extraños me embargaba
una sensación de orgullo por mi trabajo cada vez que acudía a uno
de aquellos aularios. Que la escuela es algo más que la pizarra y
los deberes, que un maestro o una maestra es más que un funcionario,
que la educación es algo más que un certificado de estudios es algo
que parece que han olvidado nuestros políticos (no quisiera mal
pensar que fuera al contrario y que lo tuvieran bien presente y que
precisamente por esta razón obraran como lo hacen).
Algunos de los nietos de los
desalojados están reconstruyendo una de las casas del pueblo, con
sus dineros, sus manos, su tiempo. Viendo que está en pie la
fachada, que los nuevos techos la protegen, que se adivinan las
estancias no puede evitar emocionarme al darme cuenta que de todas
las casas del pueblo habían elegido reconstruir únicamente esa, la
antigua escuela. Gracias.
2 comentarios:
Es bueno cuando gracias al trabajo podemos viajar, y conocer nuevos lugares. Muchas veces logro obtener videos literatura que ocurren situaciones en ciudades y las conozco a través de las historias y por eso me interesa conocerlas físicamente
Ala maestra de Jánovas la sacaron de los pelos delante de los niños. Ese día se recuerda con horror entre los antiguos vecinos. En una casa le prepararon manzanilla a ella y a algunos niños que no volvían del susto. Y sí, la escuela fue la pieza clave, a partir de quitar a la maestra, las familias se fueron a otros lugares para que los niños pudieran seguir estudiando. No se fueron todos, quedó una familia. Una historia de valentía y dignidad que vale la pena conocer. Hay un libro que lo explica. Se llama "Jánovas, víctimas de un pantano de papel" de la escritora Marisancho Menjon. Muy recomendable.
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