
Ese es el pensamiento, más bien el deseo, de la mayoría de nuestros/as alumnos/as cuando se ven ante la situación de
ser elegidos por otro/a compañero/a para formar un equipo de juego. ¡Ojala me elija Pedro!, ¡que no me elija Sandra por favor!, seguro que me vuelvo a quedar el último... Son algunas de las expresiones que podríamos escuchar en sus cabezas mientras se produce la "selección".
En ocasiones, tampoco parece que lo pasen demasiado bien los que están eligiendo: ¡Yo no quiero
elegir!, ¿a quién elijo? ¡jo, que estrés!, ¿para qué voy a elegir si nadie quiere venir conmigo?, si elijo a María primero se enfadará Paula...
La elección siempre es problemática. Si el/la MEF decide quién elige, también puede haber malos rollos y si forma los equipos completamente, puede que sea peor aún. También es cierto que ante la imposibilidad de ponerse de acuerdo entre los/as alumnos/as, éstos opten porque sea el/la maestro/a quien asuma esa responsabilidad y en la mayoría de los casos acepten sus decisiones como la solución menos mala.
Sea como fuere lo más probable es que en estas ocasiones salgan a relucir fobias y filias entre los/as niños/as o
discriminaciones por cualquier motivo (apariencia física, sexuales, de aptitud, de actitud, etc). Puede ser un momento propicio para trabajar sobre los
valores del deporte y el trabajo en equipo, hemos de hacerles entender que la clase de educación física es algo más que pasarse todo el tiempo corriendo de aquí para allá sin pies ni cabeza.