martes, 21 de junio de 2011

Juegos de agua

Hoy la sesión de E.F ha sido distinta. He inflado dos balsas de plástico de 1x2x0'5 y las he llenado de agua para que los/as alumnos/as de toda primaria jueguen en ellas. En realidad más que estar dentro del agua (cosa harto dificil ya que no cabrían) prefieren utilizar el agua para cargar sus pistolas de chorro de agua y dedicarse a perseguir y mojar a sus compañeros/as.

Reconozco que tenía mis miedos sobre la actividad, por ejemplo, que hubiera resbalones o golpes o que, al estar en ropa de baño, hubieran comentarios despectivos sobre la apariencia física de algún/a compañero/a, pero no ha sido así. Los/as críos/as se han portado estupendamente y además han disfrutado de lo lindo. Cada uno/a ha traído su "artefacto mojador" -por cierto ¡que variedad!- ropa para cambiarse y toalla y chanclas.

Como guinda, nos ha hecho un día de sol genial. Mañana repetiremos con las clases que faltan. Y ahora mismo me voy a comprar un artilugio de esos que véis en las fotos para jugar yo también. ¡Al ataque!

p.d: Dejo el enlace a un trabajo sobre este tema de David Argente, MEF y amigo. Y para los que quieran más, este artículo con más sesiones, de Laura Márquez en la revista Paiderex.

domingo, 19 de junio de 2011

Mi tutor de prácticas

En tercero de carrera Juan Molés fue mi tutor de prácticas en Nules. Hoy leo una noticia sobre su retirada y me vienen a la memoria aquellas semanas con él. No sabía que ya se había jubilado (será que lo hacía más jóven ;-) y por lo leído ahora, se retira también de la competición, que no de la práctica del deporte, de eso, estoy seguro conociéndole lo poquito que lo conocí. Me viene a la memoria una imagen de él enseñando a driblar al defensa durante una sesión de iniciación al basket, disfrutanto tanto como el alumno pero con la exigencia del maestro. Un pequeño homenaje personal en forma de entrada. Copio la noticia del diario castellonense Mediterráneo.

A sus 63 años, cuelga las pesas con un récord de España de mayores de 60: 180 kilos.El nulense Juan Molés dice adiós batiendo plusmarcas en España, Europa y el mundo.

19/06/2011 ISMAEL MATEU
Este mes de junio va a ser difícil de olvidar para Juan Molés. A sus 63 años, este nulense, exprofesor de Educación Física y antiguo componente del equipo técnico de la selección nacional de atletismo en lanzamiento de peso, ha decidido colgar las pesas... a lo grande, acumulando nuevos récords del mundo, Europa y España.
Irlanda y Alicante fueron sus últimos destinos logrando unos registros realmente espectaculares. A principios de mes, la ciudad irlandesa de Limerick acogió el Campeonato Europeo de Powerlifting y Press Banca, en el que superó las máximas expectativas al lograr no solo vencer en el torneo sino que, además, lo hizo batiendo en cada uno de sus levantamientos los sucesivos récords mundiales que estableció a partir de los 160 kilos que él mismo poseía como récord del mundo desde 2010.
El nulense alzó, progresivamente, 165, 170 y 175... aunque no iba a ser ese el mejor triunfo de la jornada, ya que faltaba un nuevo éxito que jamás se había planteado: fue nombrado el Mejor Levantador de Press Banca europeo de más de 40 años... de entre todos los pesos. Este veredicto se establece respecto a una puntuación que se obtiene de la Tabla de Puntos Wilkin, que relaciona edad, peso corporal y kilos levantados, otorgando a cada marca una puntuación que es la que otorga la victoria final.
Tras estos éxitos, y ya de vuelta a España, puso rumbo a Finestrat (Alicante) donde llegó con una lumbalgia. Pero, pese a todo, hizo una apuesta arriesgada a una sola carta: estando el récord nacional en 160 kilos, lo lógico hubiera sido pedir 161, con lo que se aseguraba la victoria y el récord. Pero tiró de casta y solicitó 180, que levantó entre los aplausos del público asistente. Logró un récord de España inédito para gente de más de 60 años y, desterrando toda suspicacia, solicitó voluntariamente el control antidopaje.
Juan Molés se retira a lo grande, con 63 años y récords nacionales, europeos y del mundo.

Y si preguntáramos a los alumnos y alumnas que han pasado por sus manos durante estos años seguramente nos dirían que se retira a lo grande, un gran maestro de educación física. Un abrazo Juan.

martes, 14 de junio de 2011

De la Olimpiada a la Columpiada

Veo en El País un artículo de César Molinas titulado La educación de las élites españolas subtitulado La transformación del deporte español en las últimas décadas, conseguida a partir de los Centros de Alto Rendimiento, debería tomarse como modelo para reformar nuestro deficiente sistema educativo. Me llama la atención y decido leerlo.

Al acabar, algo mosqueado, me pregunto quién es el autor pues firma únicamente como ex-catedrático de enseñanzas medias y averiguo gracias a Google que su curriculum es impresionante, sobre todo en el área de la Economía, con mayúsculas. Mi curiosidad me lleva a descubrir algunos artículos más del mismo autor en Reggio's y en NeG. Y saco en conclusión que, este hombre, sabe. De modo que decido releerlo con más atención.

Pero sigo mosqueado. He aquí un resumen:

En la primera parte del artículo asevera que los centros de excelencia se caracterizan por formar personas libres, nobles y esforzadas, valgan las redundancias. Educan y, para eso, enseñan y un poquito más adelante se pregunta si puede el sistema educativo formar un número bastante de personas libres, insatisfechas consigo mismas y capaces de estirar de nuestra sociedad hacia el futuro.

En la segunda parte, centrada en el éxito de los deportistas de élite españoles gracias entre otras cosas a su formación en centros de alto rendimiento, asegura que la referencia de la élite ha propiciado una verdadera explosión participativa no solo en categorías competitivas juveniles e infantiles, sino también en el nivel popular y familiar (...) Este es el modelo que debería adoptar nuestro sistema educativo.

Ya en la tercera parte, tras recordarnos el panorama desolador de la enseñanza en España, nos lanza su proposición: La creación de un pequeño número de centros educativos de excelencia públicos en la enseñanza secundaria podría ser un factor decisivo para romper este círculo vicioso. Por tres razones. En primer lugar, porque supondría reproducir un sistema de formación de élites que funciona bien en los países avanzados de nuestro entorno. Sin élites nobles, heterodoxas e insatisfechas, España seguirá yendo en el vagón de cola del progreso.

Para terminar, concreta y aclara que los centros de excelencia deben ser exclusivos, en el sentido de que solo deben admitir a los mejores, pero no deben ser excluyentes, en el sentido de que nadie debe quedarse fuera por motivos económicos. Como buen economista (supongo) ya al final, hace números y nos asegura que el coste anual de 20 centros de este tipo con 250 alumnos cada uno sería el equivalente a construir 4 kilométros de vía para el AVE.

Ahora, después de releerlo por tercera vez y verlo resumido en esta entrada, el mosqueo continua.He aquí mis dudas:
  • En los IES actuales ¿es inviable la formación de personas nobles, heterodoxas e insatisfechas?
  • El profesorado de esos centros de excelencia ¿de dónde saldría?, es decir, ¿valdrían los docentes actuales o no?
  • Para el acceso del alumnado ¿contará una nota, inexistente ahora, al final de la primaria? ¿o pruebas particulares para cada centro? ¿un selectivo a los 12 años?
  • Dado que prima la excelencia, ¿habría que crear un centro de excelencia para las artes?¿otro para las ciencias?
  • Y después de la secundaria...¿universidades de excelencia? ¿públicas también?
  • Ya que propone solamente 20 centros repartidos por la geografía española ¿serían internados?
  • En lo que se refiere a la escuela primaria deduzco que, al no ser excelentes ¿somos incapaces de formar personas libres, nobles y esforzadas?
Bueno, no quiero extenderme más, lo dejo ahí. Si alguien puede liberarme de este mosqueo, incluido César, estaré agradecido.

martes, 7 de junio de 2011

Juego libre

Hoy vamos a hacer un experimento y si sale bien, tal vez lo repitamos. Consiste en que durante la sesión de hoy vais a poder jugar a lo que queráis, pero con dos condiciones. La primera es que no vale estar sin hacer nada, o sea, que hay que jugar, moverse, participar en la clase. La segunda es que aunque yo esté aquí, seré solamente un observador, así que tendréis que resolver vuestras discusiones (porque seguro que las habrá) vosotros solos; eso sí, nada de enfadarse y ¡hala, ya no juego!, tendréis que buscar una solución a los conflictos que puedan surgir del juego de modo que todos continuéis jugando. ¿Qué os parece? ¿estáis de acuerdo?

Y claro que están de acuerdo: ¡fútbooool! ¡yo quiero un aro! ¡nosotras queremos las cuerdas! ¡otra pelota para nosotros! ¿podemos sacar la cama elástica?. Después de negociar el material, su uso, los responsables… lo reparto y empieza el show.
Primero toman posesión de sus territorios, discusiones fronterizas incluidas, aquí el fútbol, allí los aros, etc. Después intentan organizarse, los grupos, los roles, etc. Hay a quienes esto les lleva más de cinco minutos entre refunfuñar, marimandar y finalmente aceptar las normas más o menos arbitrarias del juego. También ocurre que siempre queda algún/a alma cándida que no tiene con quién jugar e incluso se siente intruso en los otros grupos y que se queda de espectador/a  hasta que mi interrogación le anima a jugar o a pedirme algún otro material para jugar solo/a.

En los siguientes cinco minutos ya tengo a varios que han decido cambiar el material escogido o añadirse a algún otro grupo de juego por diferentes motivos: aburrimiento, atracción, enfado… Y a continuación, es impepinable (es un homenaje a los pepinos ;-) que acuda otro/a alma en pena a buscar amparo ante las afrentas que le ocasionan sus compañeros/as de juego a pesar de la segunda condición que pacté al principio. En ese momento, un simple gesto de manos tipo “mira que si no os aclaráis se acaba el juego, eh” suele ser suficiente para que recapacite y vuelva al redil a intentar consensuar el problema.

Y así llegamos a la hora de recoger y volver al aula. Allí reflexionamos sobre lo acontecido y damos el veredicto sobre si el experimento ha salido bien o mal. Ya imagináis el resultado ¿no? Siempre ha ido todo bien y por supuesto que repetiremos.

sábado, 4 de junio de 2011

¿Dónde están mis notas?

Acaba el curso; a poner notas. ITACA,  la aplicación informática de la Conselleria d’Educació, echará chispas durante las próximas semanas cuando todo el profesorado de la Comunidad Valenciana se ponga cara al ordenador a cumplimentar las calificaciones de la tercera evaluación y la final. Yo tengo que evaluar a siete grupos de primaria por E.F y al grupo de segundo, además, por Lengua castellana. Para la especialidad, repasaré registros de asistencia, aseo, compromiso motor, fichas, resultados de pruebas, etc. y para la Lengua, los exámenes de los temas, los cuadernos, los deberes… De todo ello saldrán las notas, cocinadas con rigor y también, por qué no, con cariño. Ya a finales de mes, vendrán las mamás a recoger los boletines y las “degustarán” con más o menos satisfacción y/o resignación.  Hasta septiembre, buen verano.
 
Pero ¿y yo? ¿dónde está mi evaluación? ¿por qué no recibo yo también un boletín de notas? ¿qué he sacado en oratoria, en organización escolar, en metodología? ¿en la aplicación de mi programación he conseguido un sobresaliente o un cate? Nada. El vacio. A no ser que yo mismo tenga la honradez de auto-evaluarme sin caer en la auto-complacencia mi boletín virtual  contará con un auto-mático aprobado. ¿Qué ha sido de aquellos métodos de evaluación de la práctica docente que estudiamos durante la diplomatura? ¿Dónde están los instrumentos y los agentes evaluadores? La calidad de la educación pasa, más que por cualquier otro elemento, por nuestra capacidad de crítica constructiva respecto a nuestra práctica diaria. Dada la dificultad para contar un evaluador externo (debe de ser difícil ya que nunca he conocido a ningún MEF que ni tan siquiera se lo haya planteado, bueno, vale, alguno hay por ahí), habrá  que sacar tiempo de dónde sea para poder sentarnos, a solas,  durante unas horas al menos, ante la película del curso que hemos dejado atrás y tener la valentía de reconocer nuestros puntos débiles y de plantearnos un trabajo de reajuste para el curso próximo. Para nosotros, los MEF, el curso no debería acabar hasta entonces.