jueves, 25 de febrero de 2010

Un cero patatero

Propuesta de Convocatoria de oposiciones al Cuerpo de Maestros de la Generalitat Valenciana para 2010: Total: 675 plazas

Educación Infantil 250
Inglés 150
Audición y Lenguaje 50
Pedagogía Terapéutica 75
Educación Primaria 150

Educación Física: 0, o sea, un cero patatero.

jueves, 18 de febrero de 2010

Esto no es un aro



Un Sol, un plato, una rueda, un ojo, un donuts, un flotador, un globo, un agujero, un platillo volante, una naranja, un espaguetti redondo, un collar, una pulsera, una caca de vaca, una ensaimada, una luna, una tarta, un queso babibel, un volante del coche de mi padre...

¿Qué más se te ocurre a tí?

domingo, 14 de febrero de 2010

Tengo un Plan (de pensiones)

Esta semana nos ha visitado CC.OO con la intención de explicarnos principalmente “lo” del plan de pensiones. Después de casi una hora de charla yo salí con algunas conclusiones un tanto peregrinas que paso a exponer aquí por si algún bienaventurado se ofrece a sacarme de mis ensoñaciones:

1. Sin preguntarme, me han hecho un plan.
2. Si ya tenía uno pues...bueeeeeno, vaaaaaaaa, te dejamos que te lo traigas a este.
3. ¿Y puedo llevarme este al que ya tenía? no, hombre no.
4. Puedo renunciar a formar parte del plan pero la aportación no la recibiré en líquido, se ira...bye, bye...(aún no está claro si a Hacienda o al mismo plan).
5. Si hay subida salarial, se tendrá en cuenta la aportación al plan... aunque uno haya renunciado: te subirán el sueldo pero tú no te enterarás.
6. Hay que dar las gracias por la idea porque según el sindicalista “se ha abierto una nueva vía de mejoras”.
7. La negociación (¿..?) se llevó a término con la firma de todos los sindicatos menos... (aquí va un redoble de tambores) el mayoritario: el STEPV.

Resumiendo:

1. Papá Estado cuida de ti.
2. ¡Pero si ya soy mayor!
3. Quita, quita... que para papá siempre serás un niño
4. Jooo.

sábado, 6 de febrero de 2010

El sentido de la vida

Dedicado a todos aquellos que buscan...



...no tiene mucho que ver con la educación física pero, vaya, supongo ser maestro implica preguntarse los porqués para contestar los cómos, digo yo.
p.d: un guiño a todos los cuarentones.

lunes, 1 de febrero de 2010

Jubilación docente y demagogia

I. De pena.

Empezamos 2010 con la noticia de que la jubilación se retrasará un par de años, a los 67. Ya ando yo contando los días que me quedan para dejar de trabajar como cuando hacía la mili y tachaba los días en el calendario de mi taquilla y ahora esto. Hay que tener una moral de hierro para imaginarse de maestro a esa edad y con la clase de estudiantes que ha de venir, viendo no más la caterva que inunda las aulas actualmente. Por muchos trienios y sexenios que incluyan en mi nómina, no será suficiente, no es suficiente hoy. Los docentes estamos mal pagados, si comparamos con otros oficios ganamos poco más que un peón albañil y mucho menos que un fontanero que, total, solamente tienen estudios de FP ¿para eso estudié bachillerato, hice el selectivo, tres años de universidad y oposiciones? Si al menos el día a día en la escuela no fuera un campo de batalla uno iría a trabajar con intención de eso, de trabajar y no con buenas intenciones, que hacen agua a los cinco minutos de cruzar la puerta del centro. En muchas ocasiones ya ni siquiera los alumnos tienen la culpa de este desaguisado en que se ha convertido la enseñanza obligatoria en este país, sino que hay verdadera competencia entre mis propios compañeros de trabajo, las familias y la administración educativa para ver cual es el máximo responsable de tanta ineficiencia. Al finalizar un claustro, una reunión con los padres o un encuentro con el inspector te sientes como si a tus espaldas algún iluminado estuviera quemando, al más puro estilo farenheit 451, todos los libros y legislación sobre educación que has leído desde que decidiste sacarte la carrera de maestro. Si volviera a tener veinte años volvería a opositar, no soy tonto, como de funcionario, nada; pero eso sí, a justicia, sanidad o hacienda. ¿La educación? Cómo decía mi abuela: lo que la cuna no da, Salamanca no presta. Y seguro que no hablaba de los ricos, que bien pobre era; que si en la familia no hay luces, en la escuela dos velas. Cuando nos hacen falta Escuelas de Padres es que algo no va bien, no sólo la educación, de modo que poco podemos hacer los que estamos al pie del cañón cada día porque a menudo no somos más que eso, carne de cañón, ¡ya está bien de ejercer de padres, psicólogos, enfermeros, policías, jueces y camareros! y además sin ninguna autoridad, que esa es otra. Con la sobredosis de pluriempleos encubiertos que nos metemos en el cuerpo cada mañana no es raro que el índice de bajas laborales por estrés en nuestra profesión sea tan elevado, no quiero pensar que ocurrirá si además le añadimos los achaques de la edad. De pena.

II. Así da gusto.

Empezamos 2010 con la noticia de que la jubilación se retrasará un par de años, a los 67. Hoy algunos compañeros veteranos se jubilan a los sesenta y con la esperanza de vida pueden quedarles facilmente de veinte a treinta años de no trabajar; todo un reto para no caer la indolencia y la depresión. Es una buena noticia saber que la vejez puede seguir siendo una etapa productiva, creativa y dotada de una carga de conocimientos valida para afrontar la aventura de educar a las nuevas generaciones. También resulta un aliciente pensar en el suculento salario que ingresaremos cada mes, puntualmente, sin riesgos de retrasos o quiebra empresarial, sumando los trienios y sexenios acumulados durante la vida laboral. Finalmente, cuando llegue la hora de la jubilación, da una enorme tranquilidad pensar en las condiciones favorables en que nos encontraremos, en comparación con otros oficios, sobre todo los que ahora son autónomos, que no contarán con unas coberturas similares. Esta tranquilidad y este reconocimiento de la valía de la veteranía del docente hace que el acudir cada día al centro sea algo más que acudir al trabajo. Saber que los alumnos respetan aún más al maestro mayor, que con las familias habrás establecido una relación más profunda de complicidad y que tus compañeros de trabajo más jóvenes te verán como un referente hace que la perspectiva sea muy interesante. Quizá en los últimos años de profesión y, gracias a flexibilidad de horarios que te permite la administración, incluso uno se pueda plantear escribir algún libro de reflexiones sobre el mundo de la educación, con la base que dan tantos años de dedicación y con la riqueza que supone haber vivido en primera persona tantas modificaciones del sistema educativo en España. Si volviera a tener veinte años, volvería a opositar, no soy tonto, como de funcionario, nada; eso sí a maestro, nada de administrativo en hacienda, justicia o sanidad. ¿Por qué educación? Porque como decía mi abuela: estudia para ser un hombre de provecho. Hoy en día más que nunca, la sociedad necesita ciudadanos formados para afrontar todos los problemas que se nos presentarán en los próximos tiempos. Hasta las familias necesitan orientación para criar a los hijos y las escuelas de padres, animadas desde los centros, son otro campo en el que un maestro veterano puede realizar una función importantísima. Al fin y al cabo con la sobredosis de pluriempleos que nos metemos en el cuerpo cada mañana, desde psicólogos a enfermeros, policías, jueces o camareros, pocos profesionales se encuentran tan bien preparados para colaborar en la construcción de la sociedad del siglo veintiuno. Con esta cantidad de nuevas posibilidades de realización personal y profesional, los sesenta y tantos se afrontarán con la ilusión de un adolescente. Así da gusto.

III. Y el debate, pa'qué?