viernes, 18 de marzo de 2011
La herencia
Aquello de que cada maestrillo tiene su librillo es una verdad como un templo. Y eso no tendría que ser ni bueno ni malo, pero lo es, como las herencias. Que una tía lejana te deje una herencia puede ser bueno, si palpas los billetes, o malo, si el legado consiste en una hoja de pan de oro, tan brillante y ostentosa como frágil y aparente. A mi me ha tocado la herencia buena, en este caso de un tío lejano, Jorge Silvestre. Lo conocí hace mucho tiempo entre mochilas y mosquetones y mira por donde ahora, acabo en el cole donde él estuvo trabajando varios años como MEF. Su labor profesional, conociéndole lo poco que lo conozco (fue uno de los precursores de la AMEFCV) ya la suponía yo coherente con la idea de una educación física acorde con los tiempos que vivimos, integradora y cargada de intención educadora, y la herencia me lo confirma. Lo "palpo" en los materiales que consiguió reunir, las hojas informativas en las paredes del gimnasio, las valoraciones positivas que hacen las familias sobre la asignatura, el apoyo al desarrollo de las actividades del área por parte del claustro, etc. Después de haber pasado por más de una docena de colegios públicos (en los privados ¿será diferente?) he de decir que me he encontrado toda clase de herencias, asi que desde aquí, le doy las gracias a Jorge por ser un tío estupendo. Ah! el maletín de orientación con las fichas, las tarjetas, los dibujos, los planos, el la los las etcéteras me va a venir de lujo.
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