Al acabar, algo mosqueado, me pregunto quién es el autor pues firma únicamente como ex-catedrático de enseñanzas medias y averiguo gracias a Google que su curriculum es impresionante, sobre todo en el área de la Economía, con mayúsculas. Mi curiosidad me lleva a descubrir algunos artículos más del mismo autor en Reggio's y en NeG. Y saco en conclusión que, este hombre, sabe. De modo que decido releerlo con más atención.
Pero sigo mosqueado. He aquí un resumen:
En la primera parte del artículo asevera que los centros de excelencia se caracterizan por formar personas libres, nobles y esforzadas, valgan las redundancias. Educan y, para eso, enseñan y un poquito más adelante se pregunta si puede el sistema educativo formar un número bastante de personas libres, insatisfechas consigo mismas y capaces de estirar de nuestra sociedad hacia el futuro.
En la segunda parte, centrada en el éxito de los deportistas de élite españoles gracias entre otras cosas a su formación en centros de alto rendimiento, asegura que la referencia de la élite ha propiciado una verdadera explosión participativa no solo en categorías competitivas juveniles e infantiles, sino también en el nivel popular y familiar (...) Este es el modelo que debería adoptar nuestro sistema educativo.
Ya en la tercera parte, tras recordarnos el panorama desolador de la enseñanza en España, nos lanza su proposición: La creación de un pequeño número de centros educativos de excelencia públicos en la enseñanza secundaria podría ser un factor decisivo para romper este círculo vicioso. Por tres razones. En primer lugar, porque supondría reproducir un sistema de formación de élites que funciona bien en los países avanzados de nuestro entorno. Sin élites nobles, heterodoxas e insatisfechas, España seguirá yendo en el vagón de cola del progreso.
Para terminar, concreta y aclara que los centros de excelencia deben ser exclusivos, en el sentido de que solo deben admitir a los mejores, pero no deben ser excluyentes, en el sentido de que nadie debe quedarse fuera por motivos económicos. Como buen economista (supongo) ya al final, hace números y nos asegura que el coste anual de 20 centros de este tipo con 250 alumnos cada uno sería el equivalente a construir 4 kilométros de vía para el AVE.
Ahora, después de releerlo por tercera vez y verlo resumido en esta entrada, el mosqueo continua.He aquí mis dudas:
- En los IES actuales ¿es inviable la formación de personas nobles, heterodoxas e insatisfechas?
- El profesorado de esos centros de excelencia ¿de dónde saldría?, es decir, ¿valdrían los docentes actuales o no?
- Para el acceso del alumnado ¿contará una nota, inexistente ahora, al final de la primaria? ¿o pruebas particulares para cada centro? ¿un selectivo a los 12 años?
- Dado que prima la excelencia, ¿habría que crear un centro de excelencia para las artes?¿otro para las ciencias?
- Y después de la secundaria...¿universidades de excelencia? ¿públicas también?
- Ya que propone solamente 20 centros repartidos por la geografía española ¿serían internados?
- En lo que se refiere a la escuela primaria deduzco que, al no ser excelentes ¿somos incapaces de formar personas libres, nobles y esforzadas?
4 comentarios:
No creo que mi comentario te sirva, ya que principalmente lo hago para unirme a tu mosqueo, más que para tu alivio. Trabajo desde hace bastante en un colegio público de barrio, que se esfuerza en acompañar a su alumnado tratando de dar dar a cada uno cauce para dar de sí el máximo posible. Te aseguro que nuestros niños y niñas son "mayoritariamente excelentes"... Pero su excelencia no hay escala o prueba que la pueda medir.
Creo que es un artículo mal enfocado. Todos sabemos que en los coles e institutos se prioriza la atención a los/as alumos/as con dificultades frente a los/as alumnos/as con sobredotación, pero no creo que la solución sea la creación de guettos excelentes sino la de facilitar esa atención en los centros actuales, con más profesorado y recursos. Gracias Inés por compartir mi mosqueo.
Sé que llego meses tarde al comentario, pero desde que se publicó en Junio ese artículo me ha llamado la atención en muchos aspectos.
Soy un simple licenciado, pero no sé absolutamente nada sobre educación. Eso que vaya por delante.
El interés me viene por su contexto con Ortega y sus planteamientos de la ensalzamiento de la nobleza como fuente de libertad: virtud que obliga a pensar y esforzarse por uno mismo. No clases sociales altas ni pijerío, sino la persona que se obliga a cumplir con su deber: responsables.
Venimos de décadas en las que todos hemos convenido priorizar la ayuda y el apoyo al más débil. Y hoy cuando las cosas nos van mal, vemos que cada vez son más los débiles que necesitan nuestra ayuda y nos damos cuenta que no van "quedando" fuertes. No tenemos banquillo suficiente de de nobles para ayudar a tanto débil.
Supongo que la preocupación del articulista, al que no conozco de nada, es esa.
Claro, que la segregación por arriba produce desconfianza. Pero necesitamos jefes. Jefes competentes a los que seguir. Y/ que sean nobles y responsables y capaces. Negarlo es negar la condición humana.
Lo malo de todo este planteamiento es que suena un pelín Nietzschiano. Ese rollo del superhombre y tal. Habrá que asumir que nos guste o no, Nietzsche es el tipo más influyente del último siglo. Y está vivo. Muy vivo.
Gracias Quique por tu comentario. Sin estar en desacuerdo contigo del todo lo que más "chirría" aquí es el dar por hecho que en los centros ordinarios no es posible esta atención a la "sobredotación". Lo que ocurre es que nos faltan medios y puestos a ayudar, lo haces hacia el que tiene menos recursos para salir adelante. Igual que se ha luchado por la integración de los alumnos con necesidades educativas especiales (ANEE) en centros ordinarios, se debería fomentar esta integración para los alumnos sobredotados y no al contrario, al menos en las etapas de enseñanza obligatoria.
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