jueves, 20 de noviembre de 2008

Maltrato Infantil NO.

Nadie es perfecto. Lo digo por mi. Si al terminar la carrera de magisterio me hubieran dicho que en determinadas ocasiones me iba a comportar con mis alumnos/as de la manera en que lo hago, probablemente hubiera pensado que ese no era yo. Si, del mismo modo, cuando nació mi hijo me hubieran dicho que en determinadas ocasiones me iba a comportar con él de la manera en que lo hago, con toda seguridad hubiera pensado lo mismo, ese no soy yo. Pero sí, sí que soy yo, el yo del ahora y del aquí. Un yo poco orgulloso de comportarse, en ocasiones, con los niños/as de mi alrededor, de unas formas poco razonables y ni que decir tiene, poco educativas.

La búsqueda de la perfección es una tarea ardua. Dice el Mahabharata que "Hay que luchar, nadie llega a la perfección por mera renuncia". No es que yo quiera ser perfecto, dios me libre, pero emprender esa búsqueda no me parece una mala ocupación. Todos quisieramos ser mejores, perfeccionar nuestras habilidades laborales o sociales y no caer en la complacencia y la renuncia.

Pero no todos los días uno tiene fuerzas para luchar y es inevitable la caída en el error. Lo preocupante es que se convierta en recaída y que no aprendamos de nuestros errores. Benedetti dice que "la perfección es una pulida colección de errores" y me parece una buena definición, tan solo añadiría una palabra: diferentes. Si los errores son diferentes, si evitamos tropezar dos veces con la misma piedra, estoy seguro que conseguiremos ser mejores.

Hoy es el día de la Infancia y yo estoy rodeado de niños. Me parecía un buen día para plantearme como es mi relación con la chiquillería. ¿La respuesta? ni por asomo perfecta y cuanto menos, mejorable. En más ocasiones de las que debiera mis alumnos y hasta mi propio hijo reciben mis malas caras, enfados, gritos y castigos. Reconozco, incluso a riesgo de ser "políticamente incorrecto", que en alguna ocasión he imaginado como a alguno/a de ellos/as le daría un buen par de... ¿cucharadas de aceite de ricino?, pero aún así, en ningún caso he cruzado esa línea que nos separa de esa zona oscura que es el mundo de la violencia.



La peor de las maldades, para mi, es la de aprovechar una situación de poder para ejercer la fuerza sobre otra persona. Dejando a un lado violaciones, torturas, etc. que son comportamientos que rayan la locura y del todo antinaturales, quiero poner la mirada sobre otro comportamiento en el que nosotros (sí, sí, nosotros mismos) sin a veces pensarlo siquiera, caemos, el maltrato infantil. Estas palabras pueden tener un vago significado, ¿que metemos ahí? ¿pegar? ¿gritar? ¿desatender? Viendo el video de la campaña que ha lanzado la comisión europea, uno comprende cual es su papel, como educador y como padre. Si nos sentimos incómodos con la idea de que en algún momento hemos perdido los papeles y nos reconocemos en alguna situación de maltrato, bueno es darse cuenta. Mejor todavía no recaer. ¿Lo perfecto? Sencillamente, no existe, pero su búsqueda es el camino para ser mejores.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Hay algo que mucha gente no ve como maltrato infantil pero que para mi es una evidencia que lo es: fumar delante de l@s niñ@s.
Un saludo

David Argente dijo...

Magnifico post. Este te gustará.
http://blog.laopiniondemalaga.es/eladarve/2008/11/22/el-sabe-que-me-quieres/#more-483

Un saludo Juan

Vic dijo...

Me he sentido humildemente ¿o humillantemente? identificada contigo

salva dijo...

Ser perfectos es una utopía y como diría Eduardo Galeano:
¿Para qué sirve la Utopía?
Ella está en el horizonte.
Me acerco dos pasos y ella se aleja dos pasos.
Camino diez pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá.
Por mucho que yo camine nunca la alcanzaré.
¿Para qué sirve la Utopía?
Para eso sirve: para caminar.

Gran entrada Juan, un saludo